Me desperezo, y de un enorme bostezo se caen de la cama esos dos angelitos que andaban revoloteando, cayeron de trompa en las almohadas. Me dio una risa inesperada, sus caritas, sus ojos saltones como dibujos animados.
¡Sí! Sí que importa empezar este día de cumple así; Con
sus ronroneos, les juego, y decido festejar la vida.
En estas primeras horas con los auriculares en mis oídos,
echo andar, acompañada de unas nuevas ganas. Me imagino tu regalo, un ramo de olas
de tu mar, ¡No! No hablo de Sabina que viaja en mis oídos, hablo de ti, el que
viaja en mi corazón.
Y quizás Simona, me preste ese vestido donde se vuelan
las mariposas, y desayunamos en el “Bar de las causas perdidas”.
“Y
desafiando el oleaje sin timón ni timonel,
por mis sueños va, ligero de equipaje sobre un
cascarón de nuez,
mi corazón de viaje”
Peces de ciudad - Sabina y varona