Una noche de insomnio más.
Un silencio aletargado
entra en una
estación
prestada, robada, inapropiada.
Tic tac, tic tac,
es el palpitar
que se pierde en la inmensa
fascinación de estar.
No sé qué día es,
no hay horas que le pongan voluntad
a la prisa.
Solo una leve,
y relevante
luz, en mí,
que me dice:
llegaremos a tiempo.