Ella me acompaña por las noches, justo ahí, al lado del ordenador, más de una vez, la volqué. En una exclamación. Cuando leo algo que me gusta, y me digo en voz alta. ¡Que grande, como puede escribir así! Mis brazos como acto reflejo se levantan y…tengo que salir disparada a la cocina a buscar un trapo para limpiar la mesa, teclado, mouse. No les voy a contar la cantidad de palabras que digo en un segundo de recorrido entre que voy y vuelvo (me da vergüenza).
Pero hay noches también, que la tomo entre mis manos, doy unos pasos, me acerco a la ventana y junto a ella bebo, miro el cielo, algunas luces que andan madrugando, la luna, alguna nube de paso. Mientras...pienso.
Hay noches, que somos unos cuantos, la luna, mi taza de café, vos y yo.
en pocas palabras, mas tazas con aroma a café en casa de
María José.