A la hora de la siesta, la casa se iluminaba de un silencio angelical, solo se escuchaba a lo lejos algún sonido de la calle que llamaba mi atención, siempre creí, que cuando mis padres decidían que era la hora de dormir, el mundo entero lo hacia y así, en las noches. Yo, esperaba ansiosa mirando el vestido de moño colgado en la silla de mi habitación, junto a los zapatitos bien lustrados, el pañuelo y la cartera haciendo juego. Cuando el reloj marcaba las cuatro campanadas, mi corazón comenzaba a palpitar, se acercaba el ritual del sábado. El baño, vestirme de fiesta y encontrarnos en la galería, un largo patio que recorría las habitaciones de la casa. El peinaba mi largo cabello y cuando las campanadas cantaban cinco veces, me tomaba de la mano y salíamos camino al cine. Compraba las entradas, un chocolate que era mas grande que mi estatura y allí, a la sala. Mis ojos se ponían grandes de admiración cuando se posaban en esa enorme pantalla. De la mano de mi padre, mi primer amor, y la película en la cual los dos éramos los protagonistas, nació mi amor por el cine.
Desde ese momento, cada vez que voy al cine, me siento la protagonista.
Se puede ver mas películas en la casa de Mónica-Neogeminis.
te conté que un tiempo fui proyectista de 18 mm?
ResponderEliminaruna maravilla...el mundo del cine dentro del cine con la mano de allen
ResponderEliminarQué hermoso, y vaya este suspiro para esos recuerdos que nos mantienen vivos. Un abrazo.
ResponderEliminarLo dije y lo repito, una preciosa y entrañable historia. Tus recuerdos de aquellas tardes de cine con tu padre, perdurarán por siempre, y el amor por la cinematografía, una valiosa herencia!
ResponderEliminar=)
un abrazo.
Un recuerdo precioso y lleno de cariño...no sólo por el cine, amiga mía!!!
ResponderEliminarEnhorabuena por ese bonito recuerdo y muchas gracias por compartirlo, Cecy!!! ;)
Aunque no recuerdo haber estado en el cine con mi padre, sí recuerdo que la siesta era imperdonable y también el ansía porque pasara esa hora vacía y comenzar a vivir la tarde del sábado o del domingo.
ResponderEliminarBesos y palomitas
Sin saberlo, hemos compartido primer amor (mi padre fue también el mío) y la pasión de ambos por el cine.
ResponderEliminarRealmente placer leerte.
ResponderEliminarDesde el comienzo, traes a mi memora recuerdos de niñez.
Habia una pelicula "7 novias para 7 hermanso que la vimos con mi padre como 10 veces, realmente terminabas siendo parte del personaje.
O la serie de Sissi, bueno sonn recuerdos rosdados.
Precioso como lo has comentado he ilvanado.
Cariños
Gracias a muchos papás hemos sido amantes del buen cine, de los buenos libros, los viajes, la buena cocina, las plantas... ahora me doy cuenta -y no lo digo de broma- de cuántas cosas he aprendido a amar con ellos. Hay que ver...
ResponderEliminarMuchas gracias por esta entrada, me gustó mucho.
Un beso.
:)
ResponderEliminarMejor compañía imposible.
Besos.
Yo también tengo hermosos recuerdos de cuando me vestía como una princesa y me iba al cine con mis amigas. Siempre de tarde de domingo.
ResponderEliminarEra tan lindo!!!
Un beso y gracias por tan emotivo texto.
Cariños miles.
Evocas y me haces evocar esos preciosos recuerdos, del origen de nuestro gusto por el cine, de la mano de ese gran amor de todas: Papá.
ResponderEliminarQué linda entrada.
Muchos besos.
Recuerdos muy bonitos, ese maravilloso momento de "La rosa púrpura de El Cairo", que comparto y esos que cuentas, de las sesiones de cine con tu padre.
ResponderEliminarMe ha gustado lo que cuentas y cómo lo has contado.
Saludos.
Que re lindo reviviste esos momentos. Inevitable que no se me haya estrujado el corazón de la nostalgia.
ResponderEliminarAbrazo y ya mismo veo si me sale algo a tono del tema...me sospecho que me sale para otro lado!
Abrazos enormes!
Tiempos pasados para mí, la figura de mi padre siempre la tendré presente.
ResponderEliminarTe dejo un fuerte abrazo.
Kasioles
En verdad que el cine te transporta a querer meterse en la pantalla soñando que eres la protagonista.
ResponderEliminarYo los helados más grandes que he visto los servían en la metro- pizza ,en Buenos Aires.
Saludos
lo describes muy bien, hemos pedido ese entorno de espectaculo que teni antes el cine, esa sensación de contecimiento especial como le pasa a tu protagonista a la que le sumas la ilusion de ser compañadapor su padre, la mejor form de iniciarse en el amor a un arte, vivirlo desde pequeño en la familia.
ResponderEliminarUn beso
Has escrito unas palabras mágicas, que me han evocado otros tiempos, otras siestas...
ResponderEliminarPero que precioso te ha quedado. Inevitablemente el cine siempre va unido a los recuerdos. Apagar las luces y ser el protagonista de mil y una vidas. Maravilloso.
ResponderEliminarUn abrazo
Me has hecho recordar con tu historia mi pelicula particular al lado de mi padre, como tu, mi vestido nuevo y mis ojos abiertos a la magia.
ResponderEliminarRecordar es vivir ¿quien dijo eso?
Un beso de colores.
Que lindo que fuera así....yo tuve que hacer el camino solito. Un beso!
ResponderEliminaruna belleza de recuerdo :D no podría ser mejor! un beso
ResponderEliminarRecuerdos que fijan con lacrada silicona nuestros amores y antipatías. La herencia mayor valorada, la que más productividad nos renta al final de todo en nuestra vida: los buenos recuerdos que tuvimos la suerte de gozar.
ResponderEliminarMe ha encantado, querida Cecy. Dulce, intenso y reflexivo. Todo un encanto.
Besos querida amiga
Es bonito tener recuerdos, estos atados al cine que nos muestras son importantes, si algo le gusta a un niño es compartir con su familia y como nos muestras no se olvida. Gratos y agradables recuerdos, que nos llevan a otros tiempos...
ResponderEliminarBesos
precioso este génesis amorosocinematográfico
ResponderEliminarSIMONA ME TRANSPORTASTE al pasado de mi vida
ResponderEliminarHas crecido tanto con tus escritos...
ResponderEliminarYa te recibiste de escritora
Escribis entre lineas sentimientos que muchos no entienden
Hay que ser poeta para entenderte
Un bello relato cargado de recuerdos y nostalgia. un beso
ResponderEliminarLos sábados de cine con tu viejo! que buen recuerdo. Me emocionó cuando contás que te peinaba, me recordó a mi padre que intentaba hacerme las trenzas y le salían siempre torcidas ja.
ResponderEliminarQue bueno que te sumaste a este jueves.
un abrazo
Hola Cecy, bienvenida (la casualidad nos ha hecho intercambiar algún mail, jaja)
ResponderEliminarTu relato es conmovedor, entrañable, tierno y nos recuerda ese primer amor,que nunca muere y sigue intacto en nuestro recuerdo, el de nuestro padre.
Linda huella dejó en vos. Lindo como los ha contado...!!!
besos
Precioso recuerdo que tendrás toda la vida.
ResponderEliminarBesos,
Joker
Nuestro papá, desde luego es el primero en llevarnos al cine, a mi me pasaba lo mismo. Con el tiempo como dices tú se convierte en un recuerdo imborrable. Cuando somos niñas, la noche es como algo desconocido y nos da miedo; pero después es lo que más nos gusta.
ResponderEliminarMuy bonita tu descripción.
Un abrazo
De la mano de nuestros padres hemos aprendido muchas cosas. Tambien mi padre nos llevaba al cine, pero esos momentos no eran tan personales y complices como los que has descrito, porque éramos siete hermanos y difícilmente podíamos ir tan solo uno. Más bien era una algarabía.
ResponderEliminarMe ha encantado sobre todo eso, la admiración y complicidad con tu padre que se desprende de tu relato.
Un abrazo.
PASO A SALUDARTE QUERIDA CECY
ResponderEliminarQUE TENGAS BONITO DIA AMIGA.
UN BESO GRANDE.
CARIÑOS MILES.
Lo has narrado con tanta belleza que sólo resta quedarse a esperar la función. Nuestras vidas sin el cine ya no se conciben. Cambiando de tema, podría dar lugar a toda una historia, no sé si al estilo de "La Rosa Púrpura de El Cairo" pero sí algo propio, quizá al revés, es decir, la persona de "carne y hueso" modificando la película. Besos.
ResponderEliminarQué bonito lo has contado, Cecy, qué tierna esa imagen tuya con tu padre de la mano, vestida de fiesta para ir al cine. Imagino tus ojos frente a la pantalla. El cine ha sido para muchos la mejor forma de soñar.
ResponderEliminarUn abrazo y hasta dentro de dos semanas.
Preciosa recomendación.
ResponderEliminarEn ese silencio angelical me gustaría yo disolverme...
Que lindo texto! Rezuma nostalgia sin ser triste. Me encanto.
ResponderEliminarMe encantó lo de "me parecía que el mundo entero lo hacía". Muy lindo, che.
ResponderEliminarSaludos
era compartir una aventura nueva con tu supe héroe preferido,con tu mejor amigo...son esos los momentos que marcan nuestras vidas...
ResponderEliminarque lindos recuerdos.
Y si querida Cecy, por lo menos los fines de semana me doy la licencia de.....reier un poco.
ResponderEliminarCariños mil
Cecy: hermoso recuerdo, tan siemple e imborrable, lo suficiente para condenarnos a un amor de por vida.
ResponderEliminarHermosas tus palabras tocaya, te mando un beso juevero
Yo no recuerdo haber ido al cine de pequeña con mi padre, pero si recuerdo cuando me contaba historias y luego yo soñaba que era la prota de todas ellas.
ResponderEliminarMuy bonita tú historia y tús recuerdos.
Besos
¡Hola Cecy!!! Linda Tú.
ResponderEliminarMe encanta esta entrada mi niña.
Que delicia desfrutar del cine ya de chiquita acompañada de tu padre, que gusto. ¡Eso es un lujo! Que no todos tuvimos. Felicidades por ello.
El mío emigro a Buenos aires y ahí trabajó diez años, luego enfermó y se vino a España: me hicieron a mí, y, cuando yo tenía dos años, se murió.
Así que no he podido disfrutar de mi padre y lo eché mucho de menos siempre.
Gracias por dedicarnos este pasaje precioso de tu niñez.
Te dejo mi gratitud y mi cariño. Un abrazote y se muy feliz.
Perdona mi demora: no paso mi mejor momento, estoy desganada y voy poquito a poco haciendo alguna visita a los blogs amigos.
Si, el cine es una gran magia y está lleno de magia, yo lo adoro también...
ResponderEliminarPaz&Amor
Isaac
creo que muchos se han sentido alguna ves protagonistas de la historia por que simplemente toca algún fibra de sus sentimientos o quizás un poco de su propia realidad
ResponderEliminarYo descubrí el cine en la tele, en mi pueblo había un cine pero proyectaban muy pocas peliculas.
ResponderEliminarEs bonito sentirse la protagonista :)
Un abrazo.
En mi caso fue mi madre la que me acercó al cine y también a la lectura. A ella le debo mucho de lo que soy. Precioso y entrañable recuerdo, ceci
ResponderEliminarEs cierto Cecy, me ha parecido un hermoso y sincero recuerdo de aquellos días especiales, que con el paso del tiempo, se convierten en memoria viva y metálica, que resiste el paso del tiempo. Ir al cine era un ceremonial :))
ResponderEliminarEs un texto precioso.
un fuerte abrazo
entrañable relato Cecy, que gusto sentir esa espera, que bonito ser tomada de la mano y compartir con papá el placer de sentirse protagonista de las muchas historias que el cine trae. Recuerdos que perdudaran siempre.
ResponderEliminarMe encantó este compartir.
Un abrazo.
Que hermoso recuerdo, me hiciste emocionar con tu relato, y me trasportaste hacia momentos parecidos y añorados.
ResponderEliminarUn abrazo.
diría que hablas de una especie de iniciación, de una especie de aprendizaje, de un ritual, de...las primeras visiones del mundo, de , y como tú dices, creo recordar, de esos primeros amores...diría que hablar por encima de todo de un rito iniciático...
ResponderEliminarclaro está, que cuando ese rito cala hondo y además en una niña....uf, lo que después viene no puede ser otra cosa que el amor por..
nunca me llevaron papa ni mama al cine...en realidad pocas cosas hice con ellos de niño que yo recuerde..y, en cierta manera, es una pena...aquellos años son los que acaban por aproximarnos a nuestros mayores para siempre...dices, mi papa, mi primer amor...de eso hablo...
medio beso, cecy.
Una entrada preciosa que ha removido también mis recuerdos.
ResponderEliminarGracias por compartirla.
Un abrazo.