Esa lágrima que brota
solitaria y espesa.
Recorre mi mejilla
aliviando los pesares.
Dejando camino al suspiro
que danza en mi boca.
Estimulado por el viento
te abraza y me abraza.
Deje sobre la mesa el libro que estoy leyendo, la cuarta edición de “Las
más bellas leyendas de la antigüedad” de 1837, una reliquia que paso por tantas
manos que será para su bien que las mande a un encuadernador para su
protección.
Al igual que aquellas imágenes atávicas, recordé la aventura que mi
bisabuela se embarcó después de enamorarse de un marinero inglés, y no tuvo
reparos en ir a buscarlo, regresando algunos años después junto a su esposo. Se
me eriza la piel de solo pensar en esa época todo lo que abra vivido y
enfrentado.
Creo en los lazos de sangre, y si bien nunca la he conocido, debo de
haber heredado su pasión por el arte, no así su carácter.
Lo recuerdo muy bien, sé que amé a dos hombres, a mi esposo que nunca
dejaría, con quien forme una hermosa familia.
Pero la sombra de mi pasado esta noche esta empecinada en volver.
Estaba parada junto del piano de cola, emocionada del concierto que
terminaba de concluir. El Director, mi maestro, los aplausos, los ramos de
flores, unos segundos eternos de inmensa alegría.
Alegría que nos hizo salir corriendo hacia el camerino con mi maestro,
al llegar nos abrazamos emocionados y en eso, un apasionado beso nos sorprendió,
se prolongó en una noche que jamás olvidare, como tampoco él la mañana siguiente
en el andén donde me vio partir para jamás regresar.
A veces me pregunto: ¿Qué hubiera sucedido de subir al barco?, lo cierto
es que tomé el tren de regreso.
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Imagen tomada de la web
Cada persona deberá ser responsable de sus actos y decisiones. De esta
manera se dio inicio al debate abierto entre varios participantes de diferentes
sectores de la población en el congreso que se llevó a cabo vía Zoom en
septiembre de 2020, con esa modalidad que permitió la pandemia.
Mediante diversos discursos se dejó planteado las distintas posturas, en
conclusión: gente que se quedó en sus casas y gente que salió a la calle. Gente que
usó el tapabocas y gente que decidió quemarlos. Gente que creyó que el virus fue
una mentira, y gente que padeció la enfermedad. Gente que sé lavo las manos, guardo
las distancias sanitarias, y gente que se lavó las manos cual Pilatos. Gente
que apoyó las decisiones del gobierno y gente que las desobedeció. Gente que pensó
en el bienestar general, y gente que pensó en sí misma. Gente que odió y gente que
amo.
Entre insumisión y sumisión hay una línea muy delgada Señores y Señoras,
cruzar o no cruzar es decisión personal, ninguna de ellas se le puede calificar
como buena o mala, simplemente son, la responsabilidad estará atento a las
diversas situaciones. Así cerro la cesión el moderador.
Diciembre 2021, a través de este video se ve que han tomado las
calles los supervivientes que dejo la pandemia: animales, una frondosa
vegetación, insectos, sin rastro alguno de ser humano a la vista. Aquí reportándose Asimo, me estoy quedando sin e….ner…….…gi……..crahs.
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¿Ven a ese Señor que esta frente a las cámaras? Es mi esposo, tan guapo
y esa mirada que despierta la simpatía en los demás. Es servicial y dispuesto a
ayudar a todos los vecinos, amigos y desconocidos.
Prometió cuidarme ante todos y Dios. Y creo que lo hizo. Mis sueños
también formaban parte de esta nueva vida en mi matrimonio, terminar mi
doctorado que me daría la posibilidad de progresar en mi trabajo y mi
crecimiento personal. Al tiempo llegaron los niños y me vi en el dilema de
dejar mi empleo para cuidar a nuestros hijos, él decía que como buen proveedor que
no me preocupara, nosotros éramos su responsabilidad. Mis amigas de toda la
vida se fueron alejando por mi falta de tiempo, mi esposo me sugirió que
tendríamos más tiempo para nosotros. Dejé mis estudios por estar presente
para el bienestar de la familia. Con el tiempo y tantas responsabilidades me
percate de su cansancio, y con ello se iba desvaneciendo su buen humor. Se enojaba por
cualquier motivo hasta por el ruido de los niños. Nos gritaba y algún empujón se
le escapaba sin querer. Nunca dejo de pedirme disculpas, o regalarme
algo para compensar ese mal momento.
Ese momento del cual se comenzaba a repetir. A veces era por mi manera de vestirme, caminar, o simplemente hablar, decía que no era propio de una madre y esposa. No tarde mucho en tener serios problemas con las escaleras, puertas, resbalones, etc. Eso respondía a mis vecinos cuando me preguntaban por mis moretones. Seguramente eso pasaría, porque me amaba y me cuidaba.
No entendía porque las mujeres me decían que no era
normal, que pidiera ayuda.
Ahora sé que tenía mucho miedo.
En este preciso momento se le ve tan afligido pidiendo ayuda a través de los medios que se apostaron en la puerta de nuestra casa. Me están buscando, hace 15 días que me encuentro desaparecida. Creo que una de mis vecinas alerto a las autoridades. No tiene opción, tendrá que dejar que las fuerzas revisen nuestra casa.
¡No se preocupen, seguro me encontrarán y podré estar a
resguardo!
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