domingo, 14 de julio de 2024

Un verano de fotografía (Proyecto: julio y agosto)

 

Fotografía: Théo Gosselin

 


 

Es una tarde de julio, son esas tardes cortas, que al invierno en medio de tanto frío polar se le presenta la noche de manera inesperada, temprana, y yo, tan friolenta me arropo como muchas veces en esta época, y en mi sillón me dejo acariciar por una manta, mientras miro una película de amor.

Al llegar a su fin, mis ojos húmedos, empañados, que, al querer ver más allá, las luces se me presentan más brillantes. Estoy saboreando la historia. Y me pregunto ¿Cómo lo hace? Crear tanta belleza de lo simple.

Y, de manera simple, mis pensamientos, recordaron:

Me vi sentada en ese tapial, con infinitos escalones en una noche abierta, en una plaza perdida entre tantos edificios de una ciudad que de día aparece furiosa, y sin embargo la noche con su luna redonda, te transporta al paraíso.

Al voltear estaban nuestros pies colgados, que se balanceaban al compás de una charla, y seguramente de muchas más, en noches eternas, donde la libertad era respirar profundo y sentir.

 ¡Sentir la brisa de juventud y sueños!

Así pasé el rato, de fotografías guardadas, que fueron apareciendo como si estuviera ojeando un álbum, y se presentó el mar y su eterna música, que solo él puede emitir. La cálida presencia del sol reflejado en la espuma y; nuevamente nuestros pies dejando huella en la arena tibia. Un atardecer leyendo novelas con el ulular de las hojas del limonero de cuatro estaciones que aroman los postres después de la tertulia en familia.

 ¡Me quedé dormida!

 Y tu beso cálido me despertó para darme una taza de café que aromatizó el momento, mientras tu sonrisa me iluminó mientras te acurrucabas a mi lado.

¡Entendí, la belleza de lo simple!

Entonces, el verano en fotografía me entibió el frio polar.


Retos propuestos por Ginebra Blonde desde su blog Variétés