Estaba en el centro de la balacera, cuando giro en si mismo, por el reflejo del espejo, vio un amplio panorama, a donde se encontraba, pudo saltar con amplia rapidez…y, despejar…la sangrienta balada que iba matando, uno a uno de los viajantes. Se bajo en el destiempo, sin vacilar. Se prometió, no volver. Siguiendo los acordes de su guitarra. Decidí acompañarlo, empuñando bien al centro.
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