Despertó pensando en el último párrafo que había leído después de una noche interrumpida. “La verdad como la muerte pueden esperar, pero al final llegan, implacables, decididas, hasta muchas veces con un gran pesar”. Así transcurrió la mañana, con pesar. Se vistió con lo que se estila en una estación fría. Las dos cuadras hasta el subterráneo, le dieron cuenta que la humedad le estaba robando estadía al invierno, un poco de calor pegajoso se colaba entre sus ropas, obligaba a estar con ese animo de abrigarse y desabrigarse que arrojaba un resultado de fastidio. Se sentó en una de las bancas, esperando la llegada del maldito tren, abrió su libro. Le quedaban dos páginas para terminar, que decidió leer en ese momento. La angustia se fue apoderando cuando la novela llego a su fin, levanto la vista y a su lado un hombre unos años menor, canturriaba un salmo, se poblaba la estación con el apuro de llegar al trabajo. Pensó en su angustia, que se fue transformando en enojo, ¿Por qué los malos siempre tienen que morir? ¿Por qué todo tiene que terminar esperadamente bien? (la ficción siempre es mas amable que la realidad). El hombre del salmo callo, y un murmullo molesto se apodero del ambiente. Recordó su madrugada con cierta tristeza, el calambre que lo había despertado de golpe, y; de golpe dejo de soñar para volver a despertar en el piso del baño, solo. Solo después del desmayo. ¡Qué me van a venir hablar de soledad! Cuando solo, es realmente estar solo, y no hablo de soledades, sino de realidad. Se levanto, se acerco al pozo por donde se escucha los aceros de las ruedas del tren… y decidió cambiar el rumbo, pasar por la Librería antes de ir a trabajar.
La muerte y la verdad siempre acaban triunfando.
ResponderEliminarQue cierto es.
Tardan pero siempre llegan.
Besos.
cuando pones al final Liberia, aun siendo error simboliza perfectamente la intuicion de tu texto
ResponderEliminarel horror siemrpe acecha en la casa del pobre
también hay realidades que terminan rematadamente mal, más que cualquier drama imaginado, lamentablemente.
ResponderEliminarLa gente se llena la boca con la palabra soledad, pero no sabe, ni siquiera se imagina...
ResponderEliminaray cecie, seré yo? pero antes de tu "libería" y con el agravante que mencionabas que decidió cambiar el rumbo y acercarse al pozo blablabla menos a el de ir en búsqueda de otras historias escritas, intuí otro final...
ResponderEliminarGracias, ya corregí el error.
ResponderEliminar:)
Me ha encantado leer tu relato, buen jueves
ResponderEliminarUna verdad inexorable que te pone al borde del precipicio, más por la muerte que por la verdad.
ResponderEliminarNo sé si la verdad, la muerte gana; pero tampoco es para darle la partid servida. En tren de tener que subir a su vagón, que nos empujen dentro. Buena decisión del personaje. Besos.
ResponderEliminarSoledad no implica la necesidad de estar solo.
ResponderEliminarUn beso guapa, me gusto mucho.
según leo entre los comentarios, que corregiste el final, es una gran pena que lo hayas hecho, porque me hubiese gustado leer el original, y no el que ahora está escrito, la muerte también es un buen final, y más si nos dejas con la sensación de que evitaste escribirlo porque se sobreentiende... yo también sé de soledades, y de libros que patéticamente tiene siempre un final donde el malo pierde y el bueno es feliz, porque yo también soy bueno, pero hasta hoy no veo ese final feliz, mientras que los malos gozan de aquella felicidad, que nos pertenece según aquellos libros que deberían de estar prohibidos por no reflejar la realidad, como los cuentos para niños donde la princesa al final encuentra ese principe azul que tanto añoró y que se lo relatan tantas veces que terminan creyendo que un principe azul las rescatará de sus miserias... deberían de hacer una aclaración, que estas historias son sólo para princesas, que no hay cuentos para gente normal... eso creo :)
ResponderEliminarHola Luis,
ResponderEliminarEl texto es original, no ha sido modificado, solamente había un error, he omitido una erre donde dice "Librería" había puesto "Liberia".
Solo te has perdido una "r"
Abrazo.
Te lei despacio, tratando de sentir entre líneas.
ResponderEliminarCausalidades, ayer hablaba con una amiga y me decia eso,"Martha tú realmente no sabes de estar solo...solooooo.
Creo que se debera de tener muchisimas fuerzas morales y espirituales para lograrlo.
Me dejas pensando.....en este día gris, donde la Nutricionista me prohibio.....todo.
Cariños y buen fin de semana que por la fechas que conmemoran en tu bello país será largoooo.
entonces no me queda otra más que apoyar a Rochies en que yo también intuía otro final, mucho más... complicado, quizás un accidente de tren donde el protagonista simplemente muere (mal final) o rescata a una chica que se enamora de él y deja de estar solo (final feliz)... pero ir a buscar otra novela, no es un cambio de rumbo, es simplemente caminar por donde se ha caminado toda una vida
ResponderEliminarSi, cada cual puede encontrar un final distinto ¿verdad?, también he pensado que el protagonista no tenga mas ganas de vivir, que no es lo mismo que tener ganas de morirse. Y cambia su rumbo, siempre un simple paso te puede cambiar el rumbo.
ResponderEliminarotro abrazo.
La soledad siempre la encontraré fatal pero esa no la buscamos nos llega en ocasiones sin saber porque,dejándonos tan tocados que sabemos ya salir de ella.
ResponderEliminarSaludos
Es cierto. Todos (y todas) tenemos la posibilidad del golpe de timón, aunque cueste o a veces no sepamos verlo.
ResponderEliminarBeso grande
El más pequeño detalle, el desvío más sutil y en apariencia inadvertido, un simple cambio de libro, pueden significar un giro absoluto en la vida. Y la muerte, bueno, esa nunca tiene prisa, de hecho me la imagino sentada esperando a que giremos en cualquier esquina.
ResponderEliminarUn beso, de regreso :)
sabia decisión...
ResponderEliminara veces, con suerte, la literatura nos salva...
a veces es cierto que esos finales felices me dejan extrañamente desamparada frente a la realidad que no es así casi nunca...
pero a veces, admito que reconfortan...
que me ha gustado el post...
Cecy, un relato escrito con la soledad mirándote. Es genial, me identifíco y estoy seguro de que muchísimos de tus lectores, el país, el mundo entero también se idetifícan porque es algo que nos ocurre todos los días.
ResponderEliminarEn fin, un relato excelente que nos abre los ojos al terrible especttro de la soledad.
Un abrazo chileno,
Ian.