Simona se acerco al ventanal que mira a la esquina, la sensación de lejanía se clavo en el mismo momento en que la luna alcanzaba su mayor protagonismo. La oscuridad cayó de golpe, el apagón era mas grande de lo que se podía apreciar.
-Algún mensajero la acaba de colgar - murmuro risueña.
Laura, volvía de buscar una vela que coloco en medio de la mesa en la cual, segundos mas tarde, las dos estarían sentadas.
-De niña -comenzó Laura a contar- la luz se cortaba bastante seguido, Papá tomaba el sol de noche para alumbrarnos. ¡Me gustaba tanto mirar como levemente la llama iba iluminando el comedor! Las formas de los muebles tenían la suavidad de las veladuras de un cuadro. Y alrededor de esa penumbra nos acercábamos, Mamá, la abuela Pepi y mis hermanos. Ese sol artificial tenia magia. Era el despertar de las mas lindas historias; la niñez de la abuela, su querida Italia. También se disfrazaba y cantaba, su voz de soprano se oía con calidez, mientras Mamá al piano la acompañaba.
El calor del recuerdo hizo silencio entre ambas. Afuera del bar, seguía oscuro y la luna mas alta; adentro, la vela baila con el impulso de una brisa entrometida que llegaba desde la ventana.
Simona, la mira y sonríe, y; con el empujón de un suspiro puso palabras nuevas a un viejo recuerdo.
-En el pueblo donde nací, los apagones se sucedían seguidos. Me acurrucaba en brazos de mi hermana mayor, y ahí, quería quedarme. Había un sentimiento de orfandad, eso creo ahora, tenia temor, creía que la oscuridad se instalaría para siempre, y todo seria sombrío. Una noche de los tantos cortes, alguien apareció con una sabana, disfrazado de fantasma, ¡que podía entender yo! Entre tantas risas y mayores gritos, mientras, sus sombras reflejadas en las paredes parecían aplastarme.
-Vaya broma para una niña pequeña, repuso con firmeza Laura.
-Los odie, tras mi llanto y mas aun de una explicación, inexplicable.
Otro silencio les acaricio las miradas prendidas del titilar de la vela. Hasta que echaron a reír.
-Ay, Simona, ¿no es que la vida es una fiesta?
-¡Si! que venga la luz, así ponemos música en la Rockola.
mas luz en casa de Encarni
Hola Cecy!
ResponderEliminarHermoso relato, que transmite toda la magia que se crea cuando la luz eléctrica desaparece y dos personas comparten recuerdos a la luz de una vela...
Beso grande!!
RoB
PD: iba a preguntarte qué pasó con "Heaven"... Luego me di cuenta, sin electricidad no hay música... :-)
ME HICISTE RECORDAR MI INFANCIA EN MI PUEBLO.
ResponderEliminarBESOS
Un relato muy entrañable.
ResponderEliminarCuando era pequeño también había más apagones.
Y parecía que habíamos muerto.
Besos.
Creo que todos tenemos experiencias en casos así. Es cierto que antes, a menudo, había apagones. Se me hacían interminables. Aún ahora, cuando falta la luz parece que respiro peor:).
ResponderEliminarTiernas historias para recordar a la luz de las velas y rememorar infancias.
Besos
Cecy Impresionante sus escritos, la imagen muy buena.
ResponderEliminarSaludos desde Abstracción texto y Reflexión
!Qué venga la luz! pero que tarde un poco, por lo menos hasta que tenga cera la vela y los recuerdos y los sueños y la mágia.
ResponderEliminarBesitos.
Ya se han acabado hasta los apagones y con ellos el tiempo para los recuerdos contados.
ResponderEliminarque mágico momento de intimidad, a veces una pequeña llama basta para iluminar los corazones. me ha encantado.
ResponderEliminarUna historia donde la magia de la luz de la vela me ha atrapado y llevado a una infancia entrañable.
ResponderEliminarDe pequeña estos apagones me parecían fascinantes, ahora fastidian... jejeje
Besos amiga Cesy
Con que calidez presentas estos sentires que nos llevan a niñeces vividas.
ResponderEliminarAl igual que el agua , que bien recibida es esa claridad mágica.
Precioso leerte.
Cariños
Hermoso relato Cecy !!!, me llevaste nuevamente a mi infancia...cuando todo era mas simple, y no dependíamos de tanta tecnología...cuando todo era un juego, y eso era lo único que importaba :)
ResponderEliminarAdmiro la sensibilidad que se desprenden de tus escritos.
Besos !
qué demonios, este relato me ha encantado:
ResponderEliminarpasando por el recuerdo, pasando por esa expresión que has empleado...espera que la busque de nuevo...ah, sí,la de sentirse huérfana la niña, y pasando por ese que venga la luz, ese festivo y alegre que venga la luz, has mezclado sensaciones que me han encantado...
medio beso.
Que las gotitas de tu lluvia...sean de amor de todos los tipos, de ilusión y momentos de fleicidad.
ResponderEliminarMuy buen relato.
Mi abrazo para ti linda amiga.
mar
¡Que bonito es evocar la infancia! Una noche sin electricidad y a la luz de una vela es ideal para contar historias de terror o de la propia infancia.
ResponderEliminarTú has elegido lo segundo y has sabido evocar el recuerdo en una historia de los más entrañable.
Me gustó mucho.
Un abrazo
Si se enhebrarán historias atraídas por la flama danzarina de una vela. Creo que todos tenemos de esos recuerdos, que vienen a despertar cuando la llamita se enciende.
ResponderEliminarMuy bello texto, lleno de calidez.
Besos!
Gaby*
Curiosamente, a ciertos programa de television se les ocurre hacer esos chistes, con mas sofisticacion.
ResponderEliminar¿quién no ha sentido esa plácida sensación de orfandad a la luz de una vela durante un apagón?...será que por desgracia por aquí resultan tan frecuentes, pero creo que todos compartimos esa curiosa capacidad de "desinhibidor de confidencias" (como leí por ahí hoy)que posee la luz de las velas.
ResponderEliminarun abrazo!
La luz de la vela encendida no sólo nos ilumina en un momento dado, tiene esa capacidad de abstraer y la magia de sugerir mientras nos sentimos atraídos por ella.
ResponderEliminarMuy buena historia con toda la carga de misterio azotando la infancia.
Besos
Igual, las luces de velas tienen un poder particular...
ResponderEliminar"Papá tomaba el sol de noche para alumbrarnos" me ha gustado la referencia al sol y al padre. Buen relato.
ResponderEliminarUn beso.
en los apagones, la natalidad se dispara
ResponderEliminarPor ello la forma de las velas
( hoy estoy con un pelín de fiebre )
Un clima perfecto y lleno de ternura, la niñez nos marca tanto, que los recuerdos se convierten en tatuajes vivientes....Me gusto tu jueves.
ResponderEliminarBesos querida Ceci.
Gracias por tu cariño y apoyo, hoy pase la tarde con mi hermana y vamos bien!!!
ResponderEliminaral menos el tumor es benigno, quedo un pedacito que no le pudieron sacar porque estaba junto a una vena muy importante.
PERO LA VI BIEN, HOY ESTOY TRANQUILA Y AGRADECIDA DE USTEDES, DE MI FAMILIA TAN UNIDA Y DE TODOS LAS AMIGAS Y AMIGOS QUE MANDARON BUENA ENERGIA.
GRACIAS!!!
Un abrazo enorme.
mar
Qué bonito lo has narrado, yo creo que muchos guardamos el recuerdo de momentos hermosísimos a la luz de las velas en familia, siendo niños. En mi caso, siempre que llegó a suceder algún apagón, lo disfrutamos al máximo.
ResponderEliminarBesitos.
Ojalá algun dia pueda alcanzarte y escribir como tu escribes.
ResponderEliminarcreo que los apagones son buenos de alguna manera, nos acercan, porque desde pequeños siempre en cada apagón nos acecabamos a la mesa a escuchar historias, ya sean de terror o de cualquier cosa, era una especie de acuerdo, sin televisor claro está, porque lamentablemente desde la creación del televisor la familia siempre anda por allí disperzada, como si no existiera nada por contar o por hablar, gracias a los apagones me enteré de muchos secretos de la familia, de muchos complejos de la abuela y de la tía más gruñona de la quinta, en fin, hoy extraño esos apagones en casa, lamentablemente vivo solo, si hay un apagón no tengo a nadie a quien contar secretos :)
ResponderEliminarA veces me han sorprendido apagnes mágicos, me han transportado a lugares antiguos y distantes, donde todavía el mundo era joven y no existía la luz... Entonces la luz ha vuelto de nuevo, y con ella la turbulenta civilización.
ResponderEliminarSAludos.
Ya no tenemos tantos apagones, pero de los que tuvimos, guardo recuerdos muy gratos, allí todos juntos, alrededor de esa luz mágica de una vela.
ResponderEliminarBonito relato
Un abrazo
Lola
Me ha recordado cuando era pequeña que se iba más a menudo la luz, y teníamos que tener velas para estos menesteres. Yo lo recuerdo con la misma sensiblidad que tú le has puesto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Historias que se cuentan entorno al fuego, ¿hay algunas más evocadoras? El fuego tiene el don de la luz que vive, aún en la pequeñez de la llama de una vela. Fantástico tu relato.
ResponderEliminarUn beso
debería hacerse costumbre esto...un tiempo a velas sin sin escapes,sin distracciones ni bullas ...solo un justo compartir familiar.
ResponderEliminarseria mejor pasar mas tiempo fortaleciendo los lazos familiares.
un abrazo.
Hermosas anécdotas contadas a la luz de la vela, es un momento ideal para confesiones y risas, para pasar el rato y charlar.
ResponderEliminarMe gustó mucho como lo contaste.
Un besote.
Que lindo leerte querida amiga, he recordado mi infancia y esos minutos en que sin luz todo se convertía en magia jugando con las sombras en la pared. Te dejo un abrazo grande!!
ResponderEliminarAnte la temblorosa luz que proporciona una vela surgen historias y confidencias como las que tú nos has narrado magníficamente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola cecy, Afortunadamente ahora casi no tenemos apagones.Y a las velas se se les han adjudicado, otras funciones: Para mi hija que la pone y enciende para las cenas, dice que da buén rollo.A mi me sugiere otras cosas, sobretodo de mi niñez.
ResponderEliminarme ha gustado tu enfoque del tema.
Un beso.
Un texto muy bonito Cecy, sí como esos recuerdos. Nos dejas añorando tiempos vividos. Me gusto este apagón.
ResponderEliminarBesos.
"con el empujon de un suspiro" me han venido ganas de un buen apagón. Es que yo creo que los recuerdo como momentos mágicos, como los que relatas, donde la vida nos da espacio para ser más vida.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo,.
Desde luego lo del fantasma tiene lo suyo, es para asustarse de verdad.Es que lo de la vela da para mucho.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Hola Cecy!
ResponderEliminarMe encanta tu relato, pero al mismo tiempo, percibo ese agridulce de vivencias... ¡De recuerdos que salen flotando por esa puerta del que siempre dejamos entreabierta, nunca la cerramos del todo! Son sobre todo estas cosas que no nos han gustado, que nos han... si- acaso herido el corazón en nuestra infancia y nunca se olvida
El que hace las bromas, no es consciente de que los más chicos son sensibles, aunque unos más que otros, pero al que le toca lo sufre.
Es un magnifico texto Cecy. Mi enhorabuena.
Te dejo mi gratitud y mi estima.
Un abrazo y se muy feliz.
Mi querida Cecy me ha encantado tu relato,basado en recuerdos del pasado como el mío.
ResponderEliminarEs bellísimo!!!!!!
Un beso y buen fin de semana
Nos has traído recuerdos de todos, porque las velas en nuestra infancia estaban a la orden del día, ya que eran frecuentes los apagones, y a la luz de una vela mi abuela nos contaba historias que me has hecho recordar.
ResponderEliminarBESICOS.
Que venga la luz y con ella la música, por supuesto; pero qué encanto tenían los apagones, las velas, el cambio de la actividad durante los apagones.
ResponderEliminarDespertaste mi nostalgia.
Besos Cecy.
Historias a la luz de la vela, momentos para recordar que ya no volverán contados con mucha calidez.
ResponderEliminarBesos!!
Muy buen relato, bien descrito que me lo he imaginado al cien por ciento ja... muy buena historia
ResponderEliminarDe pequeña también se iba la luz. Y si era la hora de acostarse, corría y volaba para meterme en la cama antes de que las sombras me agarraran.
ResponderEliminarBesos
Pues en mi casa , siegue habiendo apagonnes ( de verdad , no sé si es que hay algun cortocircuito en algun lado), y bueno tengo de todo, linternas y velas.
ResponderEliminarNormalmente no duran nada, lo malo es cuando se va una de viaje, entonces...el desastre Total.( si hubo un apagón).
Y respecto a la luz de las velas, pues sí es mágica y especial, crean un atmósfera muy íntima jamás superada por las otras luces.
Besos.
Muy hermoso, querida Cecy. Me has dejado titilando tal como la vela.
ResponderEliminarLa conversación es muy convincente y hasta las risas de los peronajes me han contagiado.
Gracias por una bella velada a la luz de una vela.
Un abrazo a la chilena,
Ian.
Esos momentos fueron mágicos, unían y se aprovechaba la oportunidad de hablar, contar y crear recuerdos hermosos, como tan bien los has transmitido. Vendrán nuevos apagones, por suerte...
ResponderEliminarMe ha gustado sobre todo ver la imagen de la vela mientras iluminaba los muebles del comedor y de qué manera los muebles se movían al ritmo de la llama de la vela. Es un bonito recuerdo, en el que el susto y el miedo se tornan pura ternura y nostalgia.
ResponderEliminarUn abrazo
Música, música, a todo momento!! Es la fuerza, el aire, la inspiración.
ResponderEliminarUn texto delicioso, habitado de recuerdos. Me retrotrajo también a mi infancia, con cortes de luz, y el miedo a la oscuridad.
ResponderEliminarBeso grande
Para mi, ha sido un gusto acercarme a tu blog.
ResponderEliminarNos espera un tanto, en alguna esquiina de Buenos Aires. No lo olvido...
besos y felíz navidad!!!