La advertencia de su padre, fue contundente: ¡No montaras
a Ulises, hasta que Franco lo dome!
Las tardes venideras, Clarisa, se sentaba cerca del picadero,
viendo los avances de Ulises, mientras Franco, como siempre, mostraba su
temperamento orgulloso, que a ella tanto le irritaba, también le exasperaba la
manera que el caballo le respondía, o las caricias que el, le impartía sin
llegar a ella.
Extasiada, miraba, su porte al andar, la cabeza siempre
en alto.
Franco solo se dirigía a ella de manera displicente, para
permitir que Ulises, hiciera amistad.
Cansada de la situación, esa misma noche, mientras todos
dormían, se vistió con sus pantalones de montar, la camiseta de mangas larga y
la sudadera, las botas, las llevaba en la mano para no hacer ruido y poder salir
minuciosa de la casa.
Al llegar a la playa, Clarisa desmonto, y; sin quitar la
mano de la cabellera de su Ulises, contemplaron juntos, los ruidos del
silencio.
Franco, que advirtió la salida de Clarisa, la siguió, como
un gato sigiloso, montado en su Aragón.
Se acerco y la tomo de la cintura, ella giro, y se
encontró con sus ojos grises, caminaron juntos por los bordes de la playa y en un claro de luna, la indiferencia se desvaneció en un esperado beso.
otras playas encontraras en casa de nuestra amiga Sindel.
Me voy al hospital de urgencias... demasiado dulce para mí.
ResponderEliminar:P
Besos.
Romántico a morir... como aquellas novelas que leíamos de quinceañeras.
ResponderEliminar¡Qué recuerdos, amiga!
Un beso.
Una historia tan dulce y romántica que convierte la playa en el escenario perfecto para ese final. Me gustó mucho, es suave, y tierna.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Ohhhh, super romántico amiga, me encantó. Besitosss.
ResponderEliminarOhhhhh que bonito
ResponderEliminarMe ha gustado este paseo romántico por la playa de sus sueños.
ResponderEliminarBesos
Precioso, dulce, romántico, has reunido los ingredientes de una historia perfecta. Saltos y brincos
ResponderEliminarLindoooooooooooooooooooo y romántico.
ResponderEliminarCariños para ti!!!
mar
Precioso, hay un romanticismo que está haciéndonos falta.
ResponderEliminarMe encanto tu “playa”
Cariños…
Guau que bonito...me ha encantado!
ResponderEliminarEs que en el fondo somos unas románticas jeje.
Besos feliz semana Cecy.
Pero que romanticismo! Una bella playa con una historia de amor. Y valla que final!
ResponderEliminarSaludos
Una historia de amor y mar, de playa y cabalgatas, de recelo y encuentro...casi una novela mejicana! jejeje
ResponderEliminarUn besito.
=)
y que toda esta historia haya surgido del concepto "playa"... viva la imaginación! :)
ResponderEliminarNada más romántico que un paseo a caballo por una hermosa playa y con un amor a tu vera.
ResponderEliminarDan mucho juego las playas para escribir como he podido comprobar con varios de los participantes.
Saludos desde Tenrife.
¡Oh, Cecy!, realmente soñador este relato y su final...¡no podía esperarse menos!.
ResponderEliminarMe gusta también que aparezcan caballos, no solo porque me gustan los animales sino porque aportan lirismo al relato; ese cabalgar hasta la playa...esa persecución de Clarisa...crea un ambiente romántico.
Un abrazo.
¡¡¡OOOOOOOOOOOOOOOOOH!!! qué bonitooooooooo
ResponderEliminarNo hay palabras, veo la imagen, precioso.
ResponderEliminarUn abrazo
Me gusta esto de leerte en relato más extenso y detallado, recreando un ambiente romántico.
ResponderEliminarqué ganas da de andar por la playa!
besos
Romántico.
ResponderEliminarMe pareciera que las dificultades de las que se ve rodeada la protagonista son retos para alcanzar sus metas amorosas, como si ese caballo fuera el hombre que quiere ser domado.
Gracias por pasar por mis diarios que también son tuyos.
Nos leemos.
Y desde entonces aquella playa se llamó "la playa del amor".
ResponderEliminarBesos
WOWW ROMÀNTICOOOOOOOO.
ResponderEliminarBESOS
"Todo lo que voy escribiendo en estas páginas
ResponderEliminaraunque este en primera persona
no siempre se trata de mi."
¿Y como sabemos si esta vez, en esta romántica historia de caballos, noche y playa, no se trata de ti?
¡estás a puro romance Cecy!!!!!!
ResponderEliminarDespués de un paseo (a caballo) se impuso la Ley del deseo, y en la arena de la playa las huellas de los cuatro certifican el momento...
ResponderEliminarBesos.
Pienso que no es imaginable mejor escenario que una noche estrellada, una playa y un paseo a caballo, para que el amor se manifieste y triunfe.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Qué bella historia!!!
ResponderEliminarCreo que una playa en la noche regala toda una inmensidad natural más que propicia para que las miradas hablen y titilen como estrellas, y los labios se unan como la espuma del mar lamiendo la arena.
Me encantó!
Besos!
Gaby*
ResponderEliminarLa aparente indiferencia en cuanto desaparece dejar aflorar la pasión y la riqueza del deseo¡¡¡
Besos muchos ♥
tRamos