imagen tomada de la web
Como dice Serrat en la canción: “y no se me ocurre nada” ... Mientras la
voy tarareando, pongo el agua a calentar, tomo mi objeto inanimado, lo lleno
con yerba y espero que el agua esté a punto, que no entre en hervor. Y me pierdo
por la ventana de los recuerdos de este objeto que aparece en casi todos ellos.
Y se presentan esas imágenes: los primeros mates que solo miraba, la abuela
Pierina se lo pasaba a mi madre, y vaya a saber que hablaban, pero seguramente
así abre probado el primero, de todos los que vinieron después.
Esa costumbre tan nuestra que se hereda sin permiso de padres a hijos.
Somos tan curiosos que de pequeños queremos probar eso que los grandes
comparten como un juego, ese pase de mano en mano que extiende las miradas y
afina los oídos. Tiene un don amistoso, porque al llegar a donde sea, siempre
después de saludar, es lo primero que se pregunta: ¿tomamos unos mates? Y es el
lazo de conversaciones, cualquiera que se presente, a veces con risas, llanto,
alegrías, experiencias, historias, o simplemente ese gesto que se necesita para
sentirse en compañía.
O como hoy, que, en esta soledad pandémica, mientras termino de
prepararlo, enciendo el pc, y me acompañara todo el rato en que trabajo, leo,
escribo, o simplemente: es que no hago otra cosa que pensar en ti, y no se me
ocurre nada….
mas objetos en casa de Alfredo
Un objeto muy característico de ahí... siempre me ha llamado la atención cómo algunos jugadores de fútbol argentinos andan de un lado a otro con él en la mano... ¿a qué sabe el mate? Nunca lo he probado...
ResponderEliminarPor aquí se lleva más el café, no sé si es el equivalente o es además del café...
Bueno, creo que me he liado, no sé si se me entiende...
Abrazo
Que bueno ese mate acompañándote en tus tardes, nunca he tenido la oportunidad de probarlo eso sí café me gusta, aunque ahora es descafeinado por la tensión ajjaja, una se hace mayor ajja.
ResponderEliminarMuy tierno todo lo que nos cuentas, sobre ese objeto que tiene vida propia ...
Un fuerte abrazo y a pasar buena tarde.
El mate, se usa con yerba que es una hoja de árbol elaborada, se pone en ese recipiente que muestra el dibujo y solo agua caliente sin hervir... Su gusto, bueno es algo amarga, pero estamos muy acostumbrados porque algunos nacemos con el mate en la mano jaja
ResponderEliminarNo se parece en nada al café.
Espero haberte ilustrado un poco mas.
Abracito impersonem
Hoy Serrat por partida doble.
ResponderEliminarMe gusta mucho lo que has escrito.
Es una soledad muy bien acompañada.
Besos.
Entrañable homenaje a algo tan propio de estas latitudes. Aquí entre nos, te cuento, con gran cuota de pudor, que ni soy matera jeje. Lo mío es el café 😁. Beso grande😘
ResponderEliminar¡Ay Cecy! Me encantó lo que has escrito. Aunque no lo creas, ahora mientras te leo disfruto de un mate, pero dulce como a mi me gusta jeje y con tu relato me traes un montón de recuerdos de mi niñez junto a mis abuelos, compartiendo en su casa (la que lamentablemente se derrumbó con el terremoto del 2010). Ellos ya no están, pero esos momentos compartidos quedan para siempre. He heredado mates y bombillas y las cuido como un tesoro. Mis hijos, que aún no son mayores, lo disfrutan tanto como yo y mi esposo, quien también lo heredó de su abuela materna. Ella los prepara de una manera especial con hierbas aromáticas del campo donde vive. Perdón si me extendí mucho! Pero no lo pude evitar. Gracias por recordarme lo lindo de la vida, besitoooooos!!!!
ResponderEliminarMe encanta la bombilla y el porongo son decorativos pero no me gusta el mate, ni el te, bebo café y a veces os copio y voy por la calle con un vaso con café. Un abrazo
ResponderEliminarTípico de por aquí, el Rio de la plata. Un homenaje así no podía, faltar, aunque ahora de bocs a boca la bombilla no puede pasarse.
ResponderEliminarBesos, Ceci
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPD. - Cómo Mónica, soy del gremio cafetero.
ResponderEliminarBuena salida, la del mate que puede acompañar, cuando las ideas no surgen. Y se convirtió en el elemento central de tu relato.
ResponderEliminarPuedo tomar café, pero creo que soy más matero.
Un abrazo.
Buen relato lleno de sinceridad, con el mate, el pasar del tiempo, un abrazo Cecy
ResponderEliminarQuiero agradecerte de corazón por los gratos comentarios que me dejas en mi blog , lo valoro y agradezco enormemente.
No dejes de cuidarte
Muy bueno, ese recipiente para el mate, imagino, cobrando vida en el tema musical de Serrat.
ResponderEliminarPreciosa combinación. Un abrazo
Ese objeto me llama la atención, no lo conozco pero un día lo tendré entre mis dedos... Ojala. Saludos amiga.
ResponderEliminarMe sorprendía la afición de los argentinos al mate. Ahora lo entiendo un poco mejor. Parece una liturgia social. Me gusta el tono nostalgico que le das.
ResponderEliminarMe encantó..
Abrazos Cecy
Me gusta muchimisa
ResponderEliminarMe inicié con el mate gracias a unos amigos uruguayos, los cuales en uno de sus viajes me trajeron la calabacita y la bombilla. Durante un tiempo lo tomamos en casa, ahora ya no soy ni de mate ni de café pero me ha encantado el homenaje a vuestra bebida nacional por excelencia. Besos.
ResponderEliminarNo se te ocurre nada porque nuestra mente ha trabajado en esta soledad pandemia, así que viaja como maravillosamente tú lo haces con este bello texto. Un beso querida Cecy
ResponderEliminarExcelente escrito lleno de simplicidad en lo cotidiano así mismo lleno de unión, amistad junto a aquel mate, que en verdad me gustan a pesar de que acá en Chile pocos lo toman
ResponderEliminarSiempre me ha recordado a una cachimba :-) Y es un objeto muy curioso la verdad, es como llevarte la casa a cuestas, como un caracol... Nunca he probado el mate. No puedo opinar pero sí te digo que el tarrito, la pajita me son muy curiosas.... Y como dices, son cosas cotidianas que forman parte de nuestra impronta, esas cosas que están porque han de estar.
ResponderEliminarMuy bello tu recuerdo y la historia.
Un beso.
Gosto de um mate bem dulce!...é para mim perfeito, pois me dá estabilidade emocional e tranquilidade!
ResponderEliminarAbraços Ceci e feliz fin de semana
A.S.
Aqui te dejo mi gota esperando acompañarte por unos segundos mientras tomas tu mate...esa tradición deberían catalogarla como uno de las mejores momentos familiares a nivel mundial...lindo leerte che
ResponderEliminarMe lo has antojado... Es todo un ritual. Qué rico.
ResponderEliminarBesitos de anís!
Me gusta esa tradición argentina, tan cercana.
ResponderEliminarEs un relato maravilloso
Abrazo
Hola, Cecy. Toda una declaración de respeto y complicidad a lo cotidiano y tradicional. Entrañable texto con el que acompañas un uso que es algo más que la mera imitación de generaciones. Muchas gracias por participar, amiga. Abrazos
ResponderEliminarSiempre he estado por probarlo....y nada, eso que tomo muchas infusiones.
ResponderEliminarUn saludo
No lo tomo porque me irrita el estómago
ResponderEliminarCuando era chica lo tomaba
porque me quitaba el hambre y podía adelgazar.
Hoy tomo solo té con leche inglés.
Dulce orgánico, con una cuantas gotas de leche fresca....