Seis meses duro la travesía por el extenso océano a bordo
del Barco Antaño, su andar entre las brumosas horas que nunca llegaban a bajar,
hacía de su soledad una proeza con la promesa de anclar. Los picos de euforia,
solo destellaban más angustia al movimiento constante. En los nuevos seis
meses, encallado en la isla de aves, sintió la ausencia de su mano cálida sobre
la suya y el golpetear del agua constante, no se permitió descender… algunas noches, se transforma en un ave más.