El elefante blanco, con su trompa doblada formando un circulo, portaba
un billete y vivía en la vitrina de la casa de mi niñez. Todos me decían que
era de la buena suerte. No me dejaban jugar con él, por las dudas que se resbalase
por mis pequeñas manos cayendo al piso en miles de pedacitos. Los sábados era
costumbre que mi madre y mi abuela, hicieran una limpieza profunda que consistía
sacar toda la cristalería del comedor que solo se usaba para grandes ocasiones.
Mi abuela me sentaba en la silla junto a la mesa y por el rato me permitía jugar con él. Yo, viajaba en su lomo blanco al paraíso de
los animales. Vamos creciendo, y algunas cosas caen en olvido. No sé qué fue de
él, aunque toda imagen que la vida me encuentra frente a un elefante, me
despierta una sensación de familiaridad. Hoy sé, que el elefante con quien
jugaba en la mesa del comedor vive en mi casa interior, y la buena suerte es
saber que con él he viajado al mundo de la imaginación.
otros relatos en casa de Dorotea
Estupendo relato en su sencillez y profundo significado cuyo recuerdo guardas desde tu niñez. Pero has madurado y hoy en día interpretas ese recuerdo de otro modo y lo incorporas en tu vida interior. Enhorabuena y gracias por participar. Un abrazo
ResponderEliminarY qué bonitos ambos viajes… Aquel que nos lleva a la niñez con sus innumerables vivencias que nos emocionan y alimentan; y ese otro que nos hace surcar otros mundos, otros cielos donde la imaginación, es el billete más hermoso para poder volar…
ResponderEliminarMuy bello e inspirador relato, querida Cecy…
Un placer leerte y disfrutarte en esta tarde lluviosa y nostálgica…
Abrazo grande, y muy feliz noche 💙
Que lindo es cuando algo nos dispara tiernos recuerdos de infancia.
ResponderEliminarBesos
Me encanta acercarme a tu infancia.
ResponderEliminar:)
Me parece algo mágico.
Lo cuentas tan bien además...
Besos.
Quién no ha fantaseado con uno de esos preciosos elefantes, tan frágiles como demodé en este mundo de practicismo y tecnología. Aunque la necesidad de invocar a la fortuna siga en vigencia ya no se los ve!
ResponderEliminar=)
Besotes
Querida Ceci, vuelvo a tu casa después de mucho tiempo y compruebo de nuevo que la ternura sigue impregnando tus letras. Cuida ese elefante que vive en tu interior y te hace tan especial.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy tierno y bondadoso relato, hay objetos que evocan recuerdos bellos del pasado y llevan a nuestra imaginación a florecer, como florece tu mundo interior.
ResponderEliminarMuy bello , me ha encantado Cecy, mis mejores deseos para ti.
Que ternura de texto, con él has hecho un recuerdo hacia del pasado y que bien lo has dicho, la buena suerte es confiar en ti misma y saber que una vez una figura de elefante te hizo viajar con tu imaginación. Un beso y un abrazo.
ResponderEliminarUn viaje a la niñez, es una historia bonita y amable, ese elefante permanecerá contigo siempre . Un abrazo
ResponderEliminarQué bonito.. Me ha encantado cómo me has llevado al mundo de la infancia. Cuánta fuerza evocadora puede tener un pequeño objeto si percibe de niño...
ResponderEliminarPrecioso.
Un beso
Que lindo y tan tierno que me emociona. Saludos amiga.
ResponderEliminarSabes?, en una vitrina con historia que tengo en el hall de casa, expongo elefantes de distintos materiales más o menos nobles, todos con la trompa elevada.
ResponderEliminarDicen que la suerte la dan ( no soy supersticioso, pero...) todos expuestos dando el trasero a la puerta de entrada.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAy Cecy que ternura de relato! Me ha encantado!
ResponderEliminarYo de peque tenía una figura de un elefantito pequeño que era de la buena suerte! No me extraña que en este relato lo haya sentido así! :)
Un beso!
Una compañía grata, ése elefante que recuerdas con cariño.
ResponderEliminarBesos.
Me sonrio cuando te leo. No me imagino escribiendo l que has escrito.
ResponderEliminarEres
genial
beso
Recuerdos preciosos. En mi caso es como volver a ver al elefante blanco con la trompa arriba de una casa, la de mi suegra:-)
ResponderEliminarUn abrazo
En casa de mi abuela también existia un elefante, decían que era símbolo de abundancia si tenía la trompa para arriba ¿o era para abajo? no lo recuerdo.
ResponderEliminarlos recuerdos se disparan a lo más mínimo,qué bárbaro!
Veo que hemos elegido el mismo titulo y hasta el blanco del elefante. Sencillo y bello. Besos.
ResponderEliminarY seguirás haciéndolo siempre que lo desees.
ResponderEliminarUn relato mágico, abrazo
todo el texto esta lleno de ternura, magia, magia y melancolia. esta impregnada en el aire de lo que describes
ResponderEliminarbesosss cecy