Ilustrador: Tom Bagshaw
Todo
es así, nada y todo cambia y vuelve como un círculo, vicioso, áspero y al mismo
tiempo con mieles que nos endulzan por un rato. Dejé de creer y al mismo tiempo
diviso muy a lo lejos una ilusoria chispa de esperanza, que me embriaga y no me
deja tomar la decisión que muchas veces me ronda, inapropiada para muchos,
fatal e imperdonable para unos pocos, y la que me haría dejar en paz a mi paz
inexistente en estos momentos.
Mis
demonios se han despertado con una furia que me consume por dentro, tengo tanta
bronca y odio, que jamás sospeché que pudiera pasar. Dicen que si el camino se
torna difícil es porque vas en la dirección correcta. ¿Correcta, para quién?
Quién sabe, los que creen en Dios, aseguran muchos. Pero he visto a lo largo de
la historia que, en nombre de Dios, han cometido las atrocidades más grandes
del mundo.
Momentos
de introspección me invaden, en noches eternas de insomnio, en las tinieblas de
las soledades más profundas, en ese más oscuro océano de vida. Y esa noche las
profundidades de ese mar que tanto amo, te da una revolcada que te deja
tragando agua y dando vueltas una y otra vez, pierdes el timo, sientes que no
puedes respirar y una mano te toma de los cabellos y con la fuerza de la mismas
energías profundas y oscuras, te tira de él, y comienzas a subir, y subes,
subes, subes.
Y, de
repente, me vi, en un sueño caminando por calles vacías, en la alta madrugada,
y mi niña estaba junto a mí, tomada de mi mano. No supe que era yo misma hasta
mucho tiempo después.
Nos
venían persiguiendo, mi corazón palpitaba al ritmo de mi respiración agitada,
no había nadie, la acera de piedras antiguas, estaban luminosas por esa luna en
lo alto del cielo. Seguramente había caído una leve llovizna que ayudaban a
estar tan brillantes. ¿Quiénes me perseguían? ¿Eran mis propios fantasmas?
Nos
deslizamos por las calles, que se hicieron pasillos en una torre de muchos
pisos sobrios, había muchos elevadores, algunos ascensores que son los que más
recuerdo, la niña continuaba tras de mí, sin decir una palabra, y mi mente se
repetía que debía mantenerla a salvo, mientras pensaba en ese retorno eterno.
¡Estaba realmente asustada!
Anduvimos
recorriendo esos pasillos angostos, y ascensores que no nos llevaban a ninguna
parte, siempre terminaba en el mismo lugar, estábamos atrapadas, hasta que un
raro sonido, me despertó.
Y escuche a mi niña decir: Tómate tu tiempo.
retos propuesto por Ginebra Blonde desde su blog Variétés
Pesadilla interminable, pero para eso siempre hay una voz amiga y querida que te despierta y ese tiempo caduco, para seguir en la vida real pasando el tiempo. Un beso, Cecy.
ResponderEliminarMadre mía que reto más bien logrado: de verdad que hacia falta volver a estos retos porqué tenéis imaginación para dar y tomar.
ResponderEliminarSiempre que hay tanta angustia los sueños se encargan de ir descifrando esos momentos...Tómate tú tiempo y el se encargara de ir apaciguando esa ira o esa tristeza ...
Cecy no quiero repetirme como el ajo pero me ha encantado y es tan profundo .Que alegría que estos retos os saquen lo mejor en letras :))
Un abrazo grande y feliz domingo preciosa
Me hiciste pensar en El proceso, de Kafka. Seguramente por los pasillos, la persecucion y la sensacion de angustia. En los sueños nuestros miedos y nuestros deseos se entrelazan y desnudan nuestros lados vulnerables. Si los interpretamos como premoniciones, la desesperanza nos gana la partida. Creo que debemos utilizarnos como herramienta para ver nuestro lado escondido, nuestra debilidad expuesta que puede ser reinterpretada para reconstruir nuestra fortaleza, esa que en momentos de desolación sentimos desaparecer. Me quedo pensando en tu relato, Cecy, a la vez que te dejo un gran abrazo
ResponderEliminares buena idea cuando anda cerca la idea de dar paz a ls paz, porque más pronto o más rarde el círculo vuelve a circular, y no hay mal que cien años dure. Y usar el tiempo,aunque no sea mucho, que sirva para algo más que hacer el trabajo de dar paz a la paz.
ResponderEliminarProfundo y desgarrador
Abrazoo
Menos más que despertó.
ResponderEliminarAgobiante texto para no leer de noche.
Muy bueno. Esa niña sabia sí sabe que mejor dar tiempo al tiempo :-)
ResponderEliminarUn abrazo fuerte
Felicitarte nuevamente y darte las gracias por tu magnífica participación, querida Cecy. Un texto intimista y crudo. Un clamor antes las injusticias y esos demonios que nos asaltan de pronto intentando tomar las riendas, aun cuando siempre se enfrentan a ese ápice de luz o guía que abrazan la esperanza.
ResponderEliminarUn placer, preciosa.
Abrazos enormes 💙
Es un relato impactante, Cecy, y muy bien hilvanado...
ResponderEliminarEn esta vida tenemos que estar preparados/as para nadar en mares profundos y contracorriente y nunca dejarnos hundir... Y los sueños a veces nos dan algunas pistas... Y tu niña tiene razón, debemos darle tiempo al tiempo y, hasta en los peores momentos, no perder la calma ni la esperanza...
Es un relato duro, pero muy bien trenzado...
Abrazo
Feliz cumpleaños, Cecy, y que cumplas muchos más con salud y bienestar en compañía de los tuyos...Te deseo lo mejor de lo mejor...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Muchas gracias, siempre lo recuerdas, y me da gusto. Estaré rodeada del amor de la familia, unos mates, torta y risas :)
EliminarUn abrazo :)
Una lograda prosa poética, con mucha emoción.
ResponderEliminarTenías que escuchar a la que fuiste. Era un indicio que necesitabas.
Besos.